jueves, 19 de noviembre de 2020

QUINTA Y ÚLTIMA ENTREGA. "EN EL MUNDO DE LAS LOCAS. UNAS HORAS EN EL MANICOMIO DE MUJERES DE SAN BAUDILIO".

Revista "EL ESCÁNDALO", que en su edición del día 25 de febrero de 1926 publicó, en su portada y un tercio de la siguiente página, el reportaje que les he hecho llegar en cinco entregas.

Continuación,  y última,  de las cuatro anteriores.

" LA MUJER QUE MUERE CADA NOCHE

-- ¡ Cómo está usted, doña Ana ! -- pregunta la superiora a una mujer alta, gruesa, entrada ya en años.-- ¿Está usted mejor?

-- Si, gracias. hoy estoy un poco más aliviada

-- Anímese, mujer, anímese. ¿Ha tocado el piano hoy?

-- No, hoy no, señora

-- Pues  hágalo

La enferma se sienta ante el piano. Sus dedos, largos, finos, que denotan un brillante pasado, acarician el marfil del teclado. Después va impulsando las teclas y por fin, con agilidad insospechada en persona que tiene un hablar lánguido como de cansancio, nos regala los oídos  con una improvisación musical

-- Esta mujer -- me dice la " hermana " -- hace  tres noches que está en periodo agónico

-- No lo parece

- No, claro. Es su manía. Se muere cada noche y sólo se tranquiliza por el día

-- Tiene aires de inteligente

-- Es persona educadísima e instruida. Muy pacífica y muy buena. Se hace querer por todas

-- A saber que tendrá -- digo

-- Está loca -- contesta la monja

-- Con los antecedentes que me da, ya lo supongo. Porque hay que suponer, "hermana",  que todas cuantas mujeres están aquí, son locas

-- No suponerlo, asegurarlo

-- Naturalmente. Hasta la ladrona de doce años que me enseñó antes y de las niñas imbéciles que vimos

La superiora me mira y sonríe

-- Si, señor, -- agrega

Proseguimos nuestra visita. Entramos en una sala inmensamente larga. Camas a uno y otro lado, limpias, muy limpias

-- ¿Cuántas enfermas hay ? -- preguntamos

-- Mil ciento setenta

-- ¿Hay más locas que locos?

-- En los manicomios de San Baudilio, si.

-- ¿Y cuántas " hermanas " ?

-- Noventa

-- ¿Sin sirvientas?

-- Nos lo hacemos todo nosotras

-- ¿No les ayuda ningún criado?

-- Aquí no hay criados

-- ¿Y si tienen necesidad de sujetar a enfermas víctimas de algún ataque?

-- Nosotras nos bastamos

-- Estoy por admirarlas

-- Tenemos mucho trabajo y sufrimos muchas veces las consecuencias de ataques agudos de locura

-- Pero recurrirán ustedes en ocasiones a la camisa de fuerza

-- Si, señor

-- Y atarán a las locas a las camas

-- También

-- Si, claro, la seguridad personal ante todo. Entre las mujeres, ¿Qué causa más estragos?.

-- El alcohol

-- ¿Y la cocaína y la morfina?

-- También causa víctimas, pero las alcohólicas, y me refiero a las enfermas de la casa, figuran en gran escala

-- ¿Tienen aisladas muchas histéricas?

-- Si. El histerismo es una verdadera epidemia.

Penetramos en el departamento de observación.
En las camas, algunas mujeres, dos de ellas jóvenes. Nos miran con curiosidad.

-- Aquella mujer rubia hace poco que entró, ¿verdad?

-- Si. Dos semanas. Está en observación. ¿La conoce usted? -- me pregunta la monja

-- No

-- ¿Cómo sabe que es un ingreso?

-- Por el tinte de sus cabellos

La monja ríe. Nos parece prudente dar por acabada la visita, y así se lo insinuamos a la superiora.

Antes de salir a la calle, pasamos por otra sala donde hay  una niña suavemente amarrada por un pie a la pata de un banco, y en una cuna una niña de nueve años, atacada de imbecilidad y raquitismo.

Hemos visto bastante, está herida nuestra retina por el espectáculo anterior, al que contemplamos y creemos haber recogido suficientes notas del manicomio de las mujeres, para dar a los lectores de EL ESCÁNDALO una impresión  de todo el horror y toda la miseria que encierran los manicomios de San Baudilio de Llobregat.

                                            ANTONIO AMADOR

ESTE NÚMERO HA PASADO
                          POR LA PREVIA
                                  CENSURA GUBERNATIVA "
                                                  
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