viernes, 28 de noviembre de 2008

BEATIFICACIÓN DEL HNO. JOSÉ OLALLO VALDÉS

El sábado, día 29 de noviembre de 2008, tendrá lugar, en la ciudad de Camagüey (Cuba) la solemne ceremonia de beatificación del Hno. José Olallo Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que será presidida por el Prefecto Emérito para la Congregación de las Causas de los Santos, Cardenal José Saraiva Martins.
José Olallo Valdés nació en La Habana (Isla de Cuba), el 12 de febrero de 1820. Hijo de padres desconocidos, fue confiado a la Casa Cuna San José, de La Habana, donde tres días más tarde sería bautizado. Hasta los 7 años de edad fue educado en la misma Casa Cuna, y posteriormente pasó a la Casa de Beneficencia, caracterizándose siempre por ser un muchacho serio y muy responsable. Más tarde, entre los 13 y 14 años de edad, ingresó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, en la comunidad del Hospital de los Santos Felipe y Santiago, de La Habana.
Como religioso Hospitalario, en abril de 1835 fue destinado a la ciudad de Puerto Príncipe ( actualmente Camagüey), para incorporarse a la comunidad del Hospital de San Juan de Dios, dedicando el resto de su vida al servicio de las personas enfermas con el carisma propio de San Juan de Dios. De enfermero ayudante, a los 25 años de edad pasó a ser el Enfermero Mayor del hospital, y posteriormente, en 1856, Superior de la Comunidad. Un dato relevante: En el transcurso de 54 años, solamente una noche se tuvo que ausentar del hospital, y fue de manera forzada, por causas del todo ajenas a su voluntad.
Vivió siempre afrontando grandes sacrificios y dificultades, pero las superó gracias a su rectitud y fuerza de ánimo. Su vida , consagrada a la Hospitalidad, no se sintió en ningún momento afectada durante el periodo de la supresión de las Órdenes Religiosas por parte de los gobiernos liberales españoles, aunque comportó también la confiscación de los bienes eclesiásticos. Desde que falleció el útimo Hermano de la Cominidad, hasta la fecha de su muerte, acaecida en 1889, se quedó completamente solo, pero siguió ocupándose, con la misma magnificencia de siempre, de la asistencia de los enfermos, fiel a su conciencia,vocación y carisma, con humildad y obediencia, noble de corazón, respetando, sirviendo y amando también a los ingratos, a los enemigos y a los envidiosos.
Durante la guerra de los diez años -- entre 1868 y 1878 -- mostró su coraje en la custodia de las personas que tenía a su cuidado, trabajando con prudencia y sin rencor en favor de toda la población en general, pero con preferencia por los más débiles y pobres, por los ancianos, huérfanos y esclavos. Tuvo que ceder forzosamente a las exigencias de las autoridades militares de convertir el Centro en hospital de sangre para sus soldados. Sin embargo no dejó, ni por un momento, de seguir acogiendo a los más necesitados de la población civil, sin distinciones de ideología, raza ni religión. En los momentos y situaciones más difíciles del conflicto bélico, a expensas de poner en peligro su propia vida, socorrió asistiendo a prisioneros y a los heridos en la contienda, sin tener en cuenta su provinencia social o política, defendiendo incluso a los que no tenían permiso del gobierno para que se les curara, y no dejándose intimidar por las amenazas ni las prohibiciones, obteniendo por todo ello el respeto y la consideración de las mismas autoridades militares. Precisamente ante estas mismas autoridades tuvo la valentía de interceder en favor de la población de Camagüey, en unos momentos muy delicados y tensos de peligro, evitando con ello una auténtica masacre civil.
Falleció el día 7 de marzo de 1889. Sus restos descansan en un monumento-mausoleo que se construyó años más tarde por suscripción popular de los habitantes de Camagüey, que expresaban reverencia y veneración hacia quien fue su admirado protector. Desde entonces, su tumba es visitada de manera contínua. Aunque fallecido, permanece siempre vivo en el corazón del pueblo, que le sigue venerando y llamando "Padre Olallo", al tiempo que su fama de santidad aumenta cada día más, de manera especial en Camagüey, que atribuye a su intercesión gracias y ayudas con mucha frecuencia.

2 comentarios:

ANTONIA dijo...

Nunca había oído hablar del Hno. José Olallo Valdés. Me parece una persona maravillosa, dedicando su vida por completo al servicio de las persona más necesitadas.

Anónimo dijo...

Sorprendente la vida de esta persona.