miércoles, 22 de junio de 2011

ANECDOTARIO DEL MURO DEL MANICOMIO DE SANT BOI DE LLOBREGAT (AÑO 1930)

El muro del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, que estos días está siendo derribado, lindando con la carretera de Sant Vicenç dels Horts (BV-2002) y el canal de la derecha del Llobregat. (Foto: Josep Grau i Marsol)


El muro del antiguo manicomio de San Baudilio de Llobregat (actual Parc Sanitari Sant Joan de Déu), en el tramo que linda con la carretera de Sant Vicenç dels Horts (BV-2002) y el canal de la derecha del Llobregat, está ocupando estos días destacados espacios informativos con ocasión de procederse a su derribo, después de 110 años de existencia, para aislar a las personas con enfermedad mental del resto de la ciudadanía.

"ESTOY AQUÍ POR LOCO, PERO NO POR TONTO"

Desde mi tierna infancia, recuerdo una historia que se explicaba con cierta frecuencia y que era muy conocida en todas partes. Forma parte del anecdotario, otrora muy extenso y actualmente limitado a la escasa memoria de unas pocas personas del municipio que, entrados ya en años, pueden recordar todavía algunas de ellas. Y ya que estamos inmersos ahora con el tema del muro, referiré una de estas anécdotas, que tienen a un enfermo mental y al muro, como principales protagonistas.

Corrían los años 30 del siglo pasado cuando a media mañana de un día de verano, se encontraba un enfermo mental asilado en el manicomio de San Baudilio de Llobregat sentado en lo alto del muro, observando silenciosamente la carretera de Sant Vicenç dels Horts, a pies del muro y las quietas aguas de regadío del canal de la derecha del Llobregat, que discurrían paralelamente a la carretera. En aquella época había poco tránsito por aquel lugar. Muy de vez en cuando pasaba algún carro que iba o regresaba de los campos agrícolas de sus proximidades; así como otros medios de transporte; tartanas, bicicletas y muy esporádicamente, algún coche. Y precisamente al paso de uno de estos coches sucedió que, circulando por el tramo del muro, tuvo la fatalidad de que se le saliera la rueda delantera izquierda. Su conductor, un hombre elegantemente vestido, se apresuró a descender del vehículo para recuperar la rueda, que rodando, rodando, no cayó al interior del canal porque quedó interceptada por las hierbas de sus márgenes, pero por más que lo intentó no consiguió encontrar las tuercas y los tornillos de sujección, que se perdieron entre la espesa vegetación. Lanzó furioso algunas maldiciones ante la impotencia de quedarse "tirado" en aquel solitario lugar y a la vez tan cercano a las primeras casas del pueblo.

El enfermo, que lo estaba observando desde lo alto de la tapia, llamó su atención y le dijo:

-- Oiga, buen hombre, si saca usted un tornillo y una tuerca de cada una de las tres ruedas que le quedan, conseguirá anclar esta que se le ha desprendido y así, cada una de las cuatro ruedas, quedarán sujetas por tres tuercas y tres tornillos, con lo cual podrá seguir circulando y llegar traquilamente al taller de automóviles que hay en la Rambla, y allí podrán completarle el tornillo y la tuerca que le falte a cada rueda.

Quedó perplejo el aturdido conductor, y después de reflexionar unos breves instantes levantó la cabeza y dirigiendo la mirada a lo alto del muro donde se contraba su espontáneo interlocutor, le dijo:

-- Pues es muy cierto. Voy hacerlo. Me acaba usted de sacar de un apuro muy grande . Y a propósito, ¿cómo es que usted está encerrado ahí ?.

-- Bueno, señor, yo estoy encerrado aquí por loco, pero no por tonto -- le espetó sin inmutarse el enfermo.

3 comentarios:

Marius Serra dijo...

Molt bo, molt bo.

ANTONIA dijo...

Es una lástima que se pierdan las anécdotas de estos hospitales. Si recuerdas alguna más sería importante que las publicaras y de esta manera se recordarían.

Joan Vendrell i Campmany dijo...

Antonia, agradezco tu sugerencia, y lo tendré en cuenta. A lo largo de los 158 años de existencia de estos hospitales, han ocurrido hechos anecdóticos e historias muy curiosas, que en la medida que tuve conocimiento de ellas, las reproducí y guardo en mis archivos.

En la publicación mensual NAS DE BARRACA, publiqué, en la edición correspondiente al mes de julio del pasado año 2010, tres divertidas historietas verídicas:
"En un acto inaugural, confunden a unos enfermos mentales con las autoridades"
"La degustación de "Coca-Cola" deslució el final de la "Fiesta del Árbol"".
"Un enfermo le dijo, al Superior de los Hermanos, que no podían salirle cuernos porque no estaba casado".
Si no tienes ocaión de localizarlo y me haces llegar, por correo privado (por respeto al derecho de la intimidad) tu e-mail, te lo hago llegar por aquel conducto.