jueves, 15 de enero de 2009

EL PADRE BENITO MENNI, PRECURSOR DE LA ASISTENCIA E INSTRUCCIÓN ARTÍSTICA Y LITERARIA DE NIÑOS CIEGOS, EN ESPAÑA

Desde la más remota antigüedad, las personas ciegas eran sometidas, en España, a humillantes condiciones de total abandono, aislamiento y rechazo social, que les obligaba a subsistir en unas condiciones de precariedad y de extrema miseria, encontrando sustento con las escasas limosnas que conseguían postrados en las puertas de las iglesias y lugares de concurrencia pública, ante la inexistencia de medios y estructuras que les pudieran ofrecer la posibilidad de ser instruídos en el aprendizaje del desarrollo de sus habilidades. Su minusvalía les condenaba, injustamente, a una amarga, dura y deplorable existencia, inmersos en la oscuridad y las tinieblas, que les mantenía lejados y ajenos a su entorno, y que les marginaba al serles tajantemente negada su participación en las diferentes actividades sociales de cada época.
En Europa, durante la Edad Media, aparecen algunas instituciones aisladas, más bien sustentadas en el aspecto caritativo y benéfico que en una decidida voluntad de readaptación y de promoción social. Y precisamente en esta línea, el rey Luís IX de Francia fundaba, en el año 1260, en París, el Hospice des Quinze-Vingts, cuando precisamente en aquella época, las personas ciegas se dedicaban a pedir limosna, a tocar la flauta, a recitar oraciones, a vender romances o al oficio de la cestería, para poder subsistir.
El Padre Benito Menni, que en 1867 había llegado a España, por Barcelona, para restaurar la extinguida Orden de San Juan de Dios, y que en 1881 fundó la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, era muy consciente de la situación de los niños ciegos. De ahí que, en una carta que dirigió al Padre Nicolás, prior de la Casa de los Hermanos de San Juan de Dios, de Las Corts, cuando todavía no se había anexionado a Barcelona, le decía entre otras "También le participo a S.C. que en virtud de que, atendido a nuestro estado, no nos es posible ofrecer ningún donativo en metálico ni en efectos a este Santo Jubileo a S.S. el Papa León XIII, será probable que se abra en esa Santa Casa una sección de enseñanza y educación para los niños ciegos, etc., cuya obra de caridad le presentaremos como homenaje de nuestro Reconocimiento a S.S.; ya trataremos de este asunto en el próximo Capítulo.
Por esto creo que llegará pronto a ésa nuestro amado Hermano Esteban, con un profesor ciego procedente de nuestra Casa de París; así es que a su llegada espero los recibirá con la caridad acostumbrada".
Deducimos que este escrito se envió en el año 1887, puesto que en el Archivo Diocesano de Barcelona, hemos encontrado una carta que el Padre Benito Menni envió, desde la Casa de Las Corts, con fecha 16 de diciembre de 1887, al Obispo de Barcelona, Jaime Catalá y Albosa, en que le decía:"Proponiéndose la humilde Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que como Provincial tengo el honor de presidir en esta Nación, honrar las Bodas de Oro del Sacerdocio de Su Santidad, con una forma según la índole de nuestro Instituto, hemos resuelto crear en este Asilo de Niños pobres raquíticos y escrofulosos, una nueva sección para niños también pobres y ciegos, en la cual se les dará la instrucción literaria y artística, según los adelantos actuales, habiendo al efecto traído ya de París un profesor competente".

Es decir, que queda documentalmente probado que, a finales del año 1887, había llegado a Barcelona, procedente de la capital francesa, "un profesor competente" para "la instrucción literaria y artística, según los adelantos actuales, siendo sus destinatarios " los niños pobres y ciegos".

Esta circunstancia nos permite asegurar que el Padre Benito Menni fue precursor, en España, de la asistencia e instrucción artística y literaria de niños ciegos.


2 comentarios:

ANTONIA dijo...

Es molt interessant aquest fet, i potser desconegut per la majoria de persones cegues. Li parlaré al Miguel Durán que potser ell tampoc ho sap

Anónimo dijo...

Es verdad aquello que dicen que nunca te acostarás sin haber aprendido una cosa nueva.