jueves, 4 de diciembre de 2008

UN TELEGRAMA DEL DR. PUJADAS A LA REINA ISABEL II, CONMUTÓ UNA PENA DE MUERTE

A las once horas de la mañana del día 15 de julio de 1868, era puesto en capilla, en la cárcel de Barcelona, para ser ejecutado al día siguiente a la misma hora, el reo Pelegrín Enríquez, que había sido condenado a muerte por homicidio.
Personas influyentes y caritativas de la sociedad barcelonesa, conocedores de que este hombre había sufrido algunos episodios de demencia en su juventud, habían intentado, aunque en vano, que el Gobierno le conmutase la pena. Durante el juicio, los médicos que habían sido llamados a reconocer al reo por el Tribunal que lo juzgaba, habían declarado todos ellos que, cuando cometió el crimen, estaba en plenas facultades mentales. En vista de ello, el Gobierno había mandado que se cumpliese la sentencia.
Sin embargo, su joven y decidido abogado defensor, se desplazó al manicomio de San Baudilio de Llobregat (actual Sant Boi de Llobregat) y se entrevistó con el Dr. Antonio Pujadas, que accedió a visitar a su cliente, y convencido , por la visita facultativa que le hizo y por los antecedentes documentales que le fueron suministrados, de que padecía "una especie de imbecilidad antigua e incurable", se dirigió sin pérdida de tiempo al telégrafo para transmitir a la Reina Isabel II el siguiente telegrama:
"Señora: Pelegrín Enríquez , que se halla en capilla y debe ser ajusticiado mañana, es mi opinión médica que jamás ha gozado de la integridad de sus facultades mentales, y en su vista suplico a S.M. que le conmute la pena. DR. ANTONIO PUJADAS"

Tres horas más tarde de haberse expedido este telegrama, llegaba también, por conducto telegráfico, el indulto del reo. Ciertamente el dictamen del Dr. Antonio Pujadas, emitido con tanta sensillez, había tenido, a los ojos de la Reina y del Gobierno de España, más peso que el de los facultativos expertos, consignado en un informe oficial y razonado.

Y es que el Dr. Antonio Pujadas y Mayans y el Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat, del que era fundador, propietario y director, tenían un reconocido prestigio, no solamente en el ámbito territorial español sino también allende nuestras fronteras.

El destacado columnista de "La Ilustración Española y Americana", editada en Madid, M. Carreras y González , escribiría del Dr. Antonio Pujadas en su edición del dia 21 de diciembre de 1873: "... posee en efecto, la ciencia y el arte, la teoría y la práctica, el talento profundo del médico y el sentido positivo del hombre de negocios; piensa bien y obra mejor, concibe como un sabio y ejecuta como un empresario; nada se oculta á su razón, nada detiene su voluntad; pertenece, en fin, á esa raza de hombres á la vez filósofos y gobernantes en quienes se adunan el idealismo y el realismo, y para los cuales la naturaleza no tiene secretos, ni la mar escollos, ni el camino de la vida obstáculos.

Agréguense á esto que es cortés en su trato, digno de sus maneras, afable sin afectación, ilustrado sin pedantería, humilde con los pequeños, altivo con los poderosos, esclavo de su palabra, fiel á sus amigos, leal con todo el mundo, desinteresado y generoso hasta la esplendidez, y se comprenderá, no sólo su gran reputación como médico, sino la general simpatía de que goza como hombre privado y como caballero".


4 comentarios:

ANTONIA dijo...

Muy interesante esta bonita historia de la vida del Dr. Pujadas.

Anónimo dijo...

Tengo documentado este caso, pero desconocía esta descripción que del Dr. Pujadas hizo la revista La Ilustración Española y Americana, ya prácticamente en los últimos años de su vida.

Anónimo dijo...

Soy estudiante y me apasiona la historia de la psiquiatría, por lo que a través del internet he localizado este bloc que proporciona mucha información de la historia de los psiquiátricos de Sant Boi. El Dr. Antonio Pujadas ha centrado mi especial interés y he conseguido conocer bastantes cosas de este médico. Este caso me parece digno de especial mención, porque consiguió que no se ajusticiara por el garrote vil, que era el procedimeinto que se utilizaba en aquella época, a este pobre enfermo.

jordi dijo...

He quedat perplex per la influencia que tenia el dr. Pujades, i que aquesta la fes servir per causes tant justes.