Retablo mayor de los Servitas de San Baudilio de Llobregat .Año 1901. (Foto: Cayetano Barraquer y Roviralta)
El Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat que en 1853 fundó el Dr. Antonio Pujadas y Mayans, tuvo su origen en el edificio del convento de Nuestra Señora de la Visitación, de los Padres Servitas, en la actual institución "Benito Menni. Centre Assistencial en Salut Mental", de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Si bien la fundación de este cenobio data del año 1609 (1) en el lugar donde actualmente está ubicado el establecimiento psiquiátrico " había antiguamente un pequeño convento de religiosos capuchinos bajo la invocación de Santa Isabel, fundado por los antecesores del Marqués de Santa Cruz, que en el año 1771 lo cedió con pacto de reversión en el caso de dejar de habitarlo a los religiosos siervos de Nuestra Señora de los Dolores, verificándose la cesión en la ciudad de Pamplona, siendo en aquella sazón el Marqués de Santa Cruz Virrey de Navarra, cuyos religiosos lo instituyeron bajo la invocación de Convento de la Visitación "(2).
Una descripción efectuada en la primera década del pasado siglo, explica que " la fachada, aunque muy sencilla, mostraba las líneas barrocas terminando en alto por curvas. El interior del mismo templo, tampoco complicado, lucía, y luce, excelentes proporciones y buen gusto. Su longitud total mide 31 metros, la anchura de la única nave 7'76, y la profundidad de cada una de las capillas laterales 2'08. Estas son tres por lado, y están aisladas, o sea privadas de mútua comunicación. Dan majestad a la iglesia su ancho crucero y la cúpula que se levanta en el cruce de éste con la nave. El coro es coro alto, sostenido por arcos apoyados en dos pilares o columnas colocadas en el centro de la nave. Los arcos de ingreso a las capillas describen la curva de medio punto rebajada y sobre de ellos aparecen las oberturas del triforium o tribunas. Las bóvedas son las invariables de los templos de dicho gusto, esto es compartimientos grandes, separados unos de otros por arcos transversales, y adornados de lunetos; todo de mampostería revocada y blanqueada. En los machones, entre capilla y capilla, suben sendas antas, y por sobre del triforium corre ancha cornisa.
Tampoco falta gusto al retablo mayor, acomodado éste empero a la pauta invariable de los de tiempos muy modernos, es decir, a los tres pisos. El bajo en el centro ostenta las gradas y el sagrario de la exposición, y a los lados los elevados y corridos pedestales sobre que descansan las columnas del primer alto. Este en el anchuroso nicho central cobijaba la Virgen del primer dolor colocada en el camerín; a los lados tiene un par de columnas en cada uno, grandes, de orden corintio, con un ángel en los dos intercolumnios; y por sobre de todo corre una acentuada cornisa. El segundo alto presenta un santo a cada lado, sentado sobre cortados frontones; y en el centro un gran bajo relieve a manera de cuadro, que respresenta la visita de la Virgen a Santa Isabel, o sea la titular.
De los retablos laterales sólo creo digno de mención, y esto por su reconocido mérito, el segundo del lado del Evangelio, cuya imagen consiste en un gran lienzo, del siglo XVI, que representa a la Dolorosa con los brazos y el manto extendidos, bajo los cuales cobija y ampara a la grey cristiana desde los romanos Pontífices a los reyes y plebeyos.
Del claustro o galerías sólo queda un fragmento de la galería baja. Es bastante ancha, tiene arcos de medio punto apoyados en pilares, bóveda dividida por arcos transversales en compartimientos, y éstos por arista cruzada. Se ve que el convento caía al lado meridional, o del Evangelio, del templo, y que consistía en dos alas que describían un arco. Partía una de la fachada de la iglesia hacia Mediodía, y del extremo de ésta salía otra hacia oriente.
La sacristía poseía su buena cómoda y ternos, existentes actualmente en la parroquia del lugar; en cuyo camerín se conserva también una preciosa imagen de la Virgen de los Dolores y un Crucifijo procedentes del cenobio." (3)
El autor de esta descripción, visitó el convento en dos ocasiones: el 15 de mayo de 1894 y el 8 de julio de 1901.
(1 ) Muns y Castellet, Francisco. Los mártires del siglo XIX. Barcelona 1888.
(2) Pujadas y Mayans, Antonio. Prospecto y Reglamento del Instituto Manicómico de San Boy de Llobregat. Barcelona 1857.
(3) Barraquer y Roviralta, Cayetano. Las Casas de religiosos en Cataluña durante el primer tercio del siglo XIX. Imprenta de F.J. Altés y Alabart. Barcelona 1906.
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