jueves, 26 de noviembre de 2009

LA EPIDEMIA DEL CÓLERA DE 1885 REMITE EN EL MANICOMIO DE SAN BAUDILIO DE LLOBREGAT

Las medidas adoptadas para erradicar la epidemia del cólera, del año 1885, en el Manicomio de San Baudilio de Llobregat, empezaban a dar sus frutos, a tenor de las noticias aparecidas en la prensa barcelonesa.
"El señor gobernador civil de esta provincia ha recibido del de Madrid el telegrama siguiente:
""El superior de San Juan de Dios de Ciempozuelos me telegrafía para que lo transmita á V.S. lo siguiente: Ruego á V.S. telegrafíe señor gobernador de Barcelona ofreciéndole en nuestro nombre gratuitamente todo el personal necesario de ambos sexos para asistencia coléricos en San Baudilio de Llobregat; solo pido se faciliten medios de traslación. Lo digo á V.S. para su conocimiento, rogándole me diga si son necesarios los servicios que ofrece aquella comunidad.""
Y como, por fortuna, el estado sanitario del Manicomio mejora y los servicios se encuentran hoy perfectamente atendidos, se ha contestado dando las gracias por sus ofrecimientos" (1)
Sin embargo, días más tarde, otro periódico mostraba sus reticencias:
"En vista de un suelto publicado por El Diluvio en el que se expresaban grandes temores de que el traslado de alienados del manicomio de San Baudilio de Llobregat á la quinta del señor Güell se propagara el cólera en las poblaciones situadas á orillas del Llobregat, pedimos datos acerca del particular y nos hemos convencido de que estaban destituidos de fundamento.
La traslación fué hecha previo un detenido reconocimiento de cada asilado, verificándolo cuatro facultativos que hacían retirar á cualquier demente que presentase el más ligero sintoma colérico ó siquiera sospechoso; esto, no obstante como los síntomas de esa cruel enfermedad no se manifiestan, según opinión de los médicos, hasta al cabo de cinco días, siendo, por tanto, inevitable que alguno de ellos llevara el germen, ocurrió que, á pesar de que no salió ninguno de los dementes que tuviera diarrea de ninguna clase, se presentaron en casa de Güell seis casos sospechosos, que fueron trasladados enseguida á este manicomio, y de los cuales, tres fueron confirmados de cólera, ocurriendo en ellos dos defunciones: los tres restantes permanecieron en la sala de observación, recientemente montada, y han sido dados ya de alta, por no presentar el menor síntoma de cólera.
En casa de Güell ocurrieron los seis casos sospechosos en una sola habitación que se tapió y desinfectó inmediatamente, quemándose todos los efectos de aquella dependencia, inclusas las mantas, que eran las mejores del establecimiento. Tomadas estas providencias, no ha ocurrido ninguna invasión en aquella casa (Güell) desde hace cuatro días. Lo ocurrido es inevitable y demuestra el cuidado que se ha tenido en evitar la formación del nuevo foco.
En cuanto al emplazamiento y condiciones higiénicas del local, son, en lo que cabe, inmejorables, como se comprende al considerar que en ella tengan aceptable alojamiento 310 personas, que al presente gozan de buena salud.
Hace tres días que no ha ocurrido invasión alguna en el manicomio y cuatro que no las ha habido en casa Güell.
Parece increible este resultado, pues nadie podía imaginárselo cuando existía el espantoso foco epidémico que todos temíamos acabaría con el último asilado.
Es digno de todo elogio el señor García Faria, delegado del señor gobernador civil en el establecimiento aludido, pues no vaciló en instalarse allí de día y de noche, dictando disposiciones tan acertadas que han dado el grandioso resultado que todos celebramos, sin que le guiara la idea de obtener retribución de ninguna clase.
Crea el señor García Faria que con su heroica conducta se ha hecho acreedor al agradecimiento y al aprecio universal"(2).
(1) "La Vanguardia", sábado, 17 de octubre de 1885. Pág. 4 (6686)
(2) "La Vanguardia", viernes, 23 de octubre de 1885. Pág. 3 (6821) y 4 (6822)

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