A raiz del post que colgué en este mismo blog en el dia de ayer, he recibido algunas comunicaciones de lectores, explicando circunstancias diversas vividas recordando aquellos tiempos.
En el día de hoy, que se cumple el 164 aniversario de la inauguración oficial del "Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat", por el Dr. Antonio Pujadas y Mayans, voy a poner punto final a esta efeméride comentando uno de aquellos casos a que me he referido en el párrafo anterior.
Se trata de un caso verídico, que ha explicado una asídua persona lectora de mi blog y referida a su cuñado, y aunque ambos me han autorizado expresamente a referir el caso, no voy a divulgar sus respectivas identidades, atendiéndome al derecho fundamental de protección de identificación personal, de acuerdo con la nueva normativa sobre la materia , con la finalidad de no vulnerar el derecho a la intimidad de las personas, en vigor desde el pasado día 25 de mayo.
Según la comunicación de esta persona, hace aproximadamente unos cuarenta años, su cuñado, que por aquel entonces todavía no mantenía ningún vínculo familiar, pero que trabajaba para su padre, acudieron al establecimiento denominado " Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora de Montserrat", de Sant Boi de Llobregat, de los Hermanos Hospìtalarios de San Juan de Dios, requeridos para efectuar unos trabajos de cerrajería en algunas puertas de aquel establecimiento.
Finalizados los trabajos a últimas horas de la tarde, cuando el portero de la puerta principal ya había finalizado su jornada laboral, era un enfermo de confianza quien tenía la responsabilidad de abrir o cerrar la puerta si había algún caso esporádico, que precisaba de aquel servicio.
Cuando el cerrajero y su ayudante finalizaron sus trabajos y se disponían a salir por la puerta principal, que era la única en que podían hacerlo, aquel enfermo responsable les dijo:
-- ¿Dónde van ustedes dos ?
-- A casa, que ya hemos terminado los trabajos -- le respondieron.
-- ¡¡ Venga, pá dentro, que todos decís lo mismo !!! -- les espetó el enfermo responsable de la puerta, negándose a abrírsela.
Y atendido que la comunidad religiosa, ya estaban retirados de sus puestos habituales, por ser la hora próxima a la cena, aquellos dos trabajadores tuvieron que apañárselas para saltar la tapia por la parte final del establecimiento, por resultarles el lugar más accesible y poder regresar a sus respectivos domicilios.
1 comentario:
Altra lectora dels meus blogs, explica que, quan feien pràctiques d'infermeria al manicomi de Sant Boi, un dia, sortint en grupet, un alumne va quedar uns metres darrera, i el porter el va aturar, i no el deixava sortir -- ¿Dónde va Vd.?. Sort que nosaltres ens vam adonar, i en dir que venia amb nosaltres, el va deixar sortir.
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