"Continuando el señor Argemí en uso de la palabra para defender el dictamen de la Comisión de Gobernación sobre el expediente instruído al manicomio de San Baudilio de Llobregat, añadió que las reformas propuestas ya estaban planeadas por la Diputación, y que lo único que á su entender debía hacerse en aquellos momentos, era depurar los hechos denunciados y cercionarse de su veracidad.
El orador debatió con gran energía uno por uno de los cinco puntos que abarca el voto particular de los republicanos y calificó de improcedente en voto particular.
Censuró el apasionamiento que había demostrado en su discurso el señor Micó.
Terminó informando que el doctor Ferrer había atizado leña al fuego en el asunto, porque aspiraba á ocupar la plaza que en el manicomio había quedado vacante por el fallecimiento del señor Parellada.
El señor Ulled intervino atacando el dictamen emitido por la Comisión de Gobernación calificándolo de meloso.
Dijo que en el dictamen se reconocía la veracidad de los hechos denunciados, motivando tales palabras las protestas del señor Argemí
Censuró con dureza el proceder que dijo se seguía con los dementes del manicomio.
Una voz de la galería . ¡ Bárbaros!.
(El presidente ante varias manifiestaciones del público le conminó con mandar desalojar el local).
Terminó el señor Ulled protestando del penoso trabajo que dijo que se obligaba á ejectuar á los asilados que la Diputción mandaba al manicomio para su curación.
El señor Puigpiqué suplicó al señor Argemí que no se pusiera nervioso ni pasara ningún cuidado, porque el dictamen de la mayoría sería aprobado. (Risas)
Dijo que no conocía al doctor que el señor Argemí había citado.
Terminó diciendo que los abusos en el manicomio de San Baudilio se venían cometiendo desde hacía 40 años y que creía que continuarían en adelante.
El señor Pelfort intervino, defendiendo a la dirección del manicomio, y puso en parangón el dictamen de la comisión facultativa con el de los tres inspectores.
Rectificaron los señores Micó y Argemí.
Este último se extrañó que el señor Ulled que con tan negros colores había pintado el manicomio, hubiera recomendado recientemente á un niño para que lo admitieran en el citado establecimiento.
Se lamentó de que los republicanos en el salón de sesiones hablaran de una forma y fuera de él en otra.
Estas palabras fueron causa de que se suscitase un pequeño incidente que cortó a campanillazos la presidencia.
El señor Argemí hizo presente á los radicales que por los alienados de la Diputación ,pagaba tan solo una peseta con treinta céntimos diarios, con cuyo importe se les tenía que alimentar, vestir, calzar y darles medicina.
A las tres y media de la madrugada se puso á votación el voto particular de los republicanos, el cual fue desechado por 18 votos contra 6.
Seguidamente comenzó la discusión del dictamen, consumiendo el primer turno en contra el señor Valentí y Camp.
Este diputado dijo que no se trataba de inculpar al manicomio, ni á sus directores, ni de insultar a ninguna comunidad religiosa, pero que tenía la seguridad de que el mismo director estaba persuadido de que el establecimiento que se debatía en vez de ser un centro de curación constituía un almacén de desgraciados.
Añadió que lejos de ser la hora de las inculpaciones y de las censuras, entendía que debía ser el momento de que la Diputación se trazase la verdadera línea de conducta.
E señor Argemí agradeció la temperencia de las frases del señor Valentí Camp, y dijo que si en principio la minoría radical se hubiera expresado en tal forma, el debate hubiera resultado más provechoso.
Terminó indicando que lo mismo la Comisión de Gobernación que el cuerpo provincial se preocuparían del asunto, para lograr que los dementes fueran debidamente atendidos.
No habiendo más diputados que desearan hablar en pro o en contra del dictamen, se puso éste a votación, que fue nominal á patición de los radicales, resultando aprobado por 15 votos contra 6." (Continuará)
FUENTE DE CONSULTA:
"La Vanguardia", Viernes 9 de febrero de 1912. Páginas 2 y 3.
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