domingo, 18 de abril de 2021

GABRIEL ALENYAR I SERRA, HERMANO DE LA ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS DURANTE CASI DIEZ AÑOS, CUENTA ALGUNAS VIVENCIAS QUE RECUERDA DE AQUELLOS TIEMPOS.

Gabriel Alenyar i Serra, Hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios durante casi diez años, me ha hecho llegar algunas vivencias que recuerda de aquellos tiempos, y  que considerando de interés para conocimiento general, ha accedido a  petición mía,   permitir su publicación en este  blog histórico.  Lo relaciono a continuación.

" Leyendo el post de la entrevista del Hno. Ciriaco, han reverdecido en mi mente algunas vivencias, hechos y recuerdos acontecidos a lo largo de los cerca de diez años de permanencia como Hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que sin lugar a dudas han resultado ser los mejores años de mi vida.

Recuerdo que en el mes de abril de 1969, estando destinado en el Sanatorio Marítimo de Calafell, finalizó el periodo de mis votos temporales, y decidí volver a Mallorca.

No tuve, en aquel momento, el coraje de emitir mis votos solemnes perpetuos. En ocasiones he pensado que tal vez en una Orden contemplativa, posiblemente hubiera preservado como religioso, pero considero que Dios lo dispuso así.

En este punto merece recordar que antes de la entrada al noviciado, de acuerdo con lo dispuesto en el Derecho  Canónico, había firmado un documento  mediante el cual renunciaba a toda remuneración temporal, por todo el tiempo que permaneciera en la Orden. Así y todo la Orden se portó muy bien conmigo, porque además de pagarme  cuanta ropa de paisano necesité, me dieron a manera de "Finiquito", valga el símil , 25.000 pesetas para poder afrontar los primeros meses de mi salida de la Orden.

Aquel verano estuve trabajando en un hotel, en Can Picafort ( núcleo turístico a 15 kilómetros de Alcudia), como encargado del economato, y al finalizar la temporada escribí al Hno. Matías de Mina Salvador, con el que guardaba una buena amistad por haber coincidido en el Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora de Montserrat de Sant Boi de Llobregat, estando él de Superior de la comunidad, manifestándole mi intención de regresar a la Orden, el cual trasladó mi escrito al Hno. Ciriaco Nuin, que era Provincial, el cual me contestó diciendo que "  las puertas de la Orden están abiertas". Pero luego la empresa del hotel en que trabajaba, me ofreció un trabajo como listero en la obra de un nuevo hotel en  que trabajaban unos 60 obreros, y así pasé aquel invierno, acostumbrándome a la vida fuera de la Orden. En este punto tengo que reconocer que los primeros meses fueron muy duros y difíciles para mi.

De entre mis muchas vivencias y recuerdos, cabe reseñar que al finalizar la campaña de captación de vocaciones en el año 1967, en la que me acompañó el Hno. Juan Torre, estuve destinado varios meses en el Asilo de Les Corts, de Barcelona, hasta que en el año 1968 fui destinado a Carabanchel Alto (Madrid),

De mi estancia en el Asilo de Les Corts recuerdo algunos hechos curiosos, como las recogidas en colmados y carnicerías de productos, especialmente pollos y conejos, que la inspección de Sanidad decomisaba por no disponer del correspondiente " marchamo sanitario". Los inspectores levantaban acta , haciendo constar que " los productos decomisados serán entregados al Asilo de San Juan de Dios , y  de aquella acta nos entregaban una copia en la que figuraba el nombre del establecimiento, la dirección y los productos a recoger. El tiempo que estuve en el Asilo, era yo el encargado de recoger aquellos productos, con la furgoneta.

También recuerdo que un domingo por la tarde, llamaron al Asilo desde una garita de la Guardia Civil  del puerto de Barcelona, para que fuéramos a recoger unas cajas de pescado, procedentes de un pescador que había sido sorprendido pescando en aguas del puerto en las que estaba prohibido, yo fui a recogerlas.

Entre los productos decomisados hubo en cierta ocasión una importante cantidad de sobrasada, que una familia de Mallorca elaboraba clandestinamente en un local del Paseo Fabra i Puig, de Barcelona.

En algunas ocasiones y en función de la clase de alimentos recogidos, se avisaba al hospital psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat, como fue con el caso de la sobrasada.

En otra ocasión, una empresa que almacenaba frutos frescos en cámaras frigoríficas, se le averió el termostato en una de ellas, repleta de melocotones, y algunas piezas, por excesos de temperatura, habían cambiado ligeramente de color, pero seguían siendo aptas para el consumo humano, y los llevaron al hospital psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat. Durante unos días, las personas enfermas asiladas en aquel establecimiento, comieron fruta.

Recuerdo también que un año en Barcelona, el día 23 de junio, víspera de la festividad de San Juan, se desencadenó una fuerte tormenta de rayos, truenos y fuertes lluvias, que obligaron a suspender las hogueras al aire libre y verbenas, en que se consumían  importantes cantidades  de cocas típicas de frutas confitadas y piñones. A la mañana siguiente llegaron al Asilo de Les Corts una cantidad importante de aquellas cocas, que les obligó a llamar al Hospital Psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat para que fueran a recoger las que les sobraban. Acudí a buscarlas, y las personas enfermas asiladas también pudieron celebrar las festividad de San Juan."

En las dos fotografías que se reproducen a continuación , corresponden a una excursión al Tibidabo. La mayoría de los niños que aparecen en la imagen, estaban afectados de poliomielitis. Los tres Hermanos son, el Hno. Gabriel Alenyar, el Hno. Juan Torre ( el más mayor) y el  Hno. Blas, al que llamábamos Blas de Totana, por ser de aquella población de Murcia.

En la otra fotografía, el Hno. Gabriel Alenyar en el interior de la furgoneta.






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