domingo, 8 de noviembre de 2020

GABRIEL ALENYÀ I SERRA EXPLICA SU LLEGADA AL MANICOMIO DE SANT BOI, PARA INCORPORARSE AL POSTULADO DE LA ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS.


Entrada principal del Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora de Montserrat, de Sant Boi de Llobregat, a finales de la década de los años cincuenta del pasado siglo XX.


He recibido de Gabriel Alenyà i Serra, una información referida a su llegada al Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora de Montserrat, de Sant Boi de Llobregat, al atardecer del viernes, 14 de octubre de 1960, para incorporarse al Postulantado, que es el tiempo de discernimiento y prueba antes del noviciado.

Todas estas informaciones, forman parte de la historia del Manicomio de Sant Boi, y no son precisamente conocidas, por lo que, con su debida autorización, considero conveniente darlas a conocer.

Transcribo literalmente de su información:

"A mi llegada el portero avisó al hermano maestro de postulantes, el cual ya estaba enterado de mi llegada y vino a recibirme. Se llamaba Jaime Capdevila Morera, catalán de Almacelles (Lleida), con una estatura más o menos como la mía, de unos 40 años, enjuto en carnes y con la cabeza rapada, todo un asceta, me acompañó a la que sería mi habitación, que allí llamaban celda, para dejar mi reducido equipaje. La celda no tenía puerta, se cerraba con una cortina.

Como faltaban unas horas para la cena, el que iba a ser mi maestro de postulantes me enseñó algunas dependencias del Sanatorio, llamadas Pabellones, donde se alojaban los enfermos internados. Nos detuvimos más tiempo en el pabellón San Luís Gonzaga, donde se alojaban un centenar de muchachos menores de 15 años, en su mayoría deficientes mentales, que en aquellos años estaban diagnosticados como oligofrénicos -- mongólicos (Síndrome de Down), epilépticos y algunos afectados de espaticismo -- que cuando cumplían cierta edad, eran trasladados a un pabellón de adultos.

A las ocho de la tarde sonó una campana. Era la hora de la cena. Fuimos al refectorio y allí esperaban sentados los otros seis postulantes, que se levantaron a la entrada del maestro, el cual bendijo la mesa en latín. No entendí nada, pero con el tiempo aprendí aquella bendición de memoria, que después de más de 60 años todavía recuerdo: "Collatiónem  servórum suórum benedicat Rex angelorum, in nomine Patris, et Filis, et Spiritus Sancti. Amen",

El maestro sirvió la cena: Sopa, más bien caldosa, pescado frito con patatas hervidas, ensalada, pan, agua y una manzana.

El refectorio de postulantes estaba contiguo al de la Reverenda Comunidad, que por entonces contaba con unos 70 hermanos, más de la mitad ya mayores.

En el refectorio de postulantes había un altavoz por el cual se oía al lector del comedor de la comunidad. Leyó unos versículo de la Imitación de Cristo, de Tomás de Kempis. Como era viernes, leyó unos capítulos de la Regla de San Agustín, que es la que se observa en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que anunció de esta manera: Regla de nuestro Padre San Agustín, obispo de Hipona y doctor eximio de la Iglesia. Tras leer unos capítulos prosiguió ... Martirologio Romano del día 15 de octubre... Leyó un resumen de la biografía de Santa Teresa de Jesús.

Aquella misma noche tuve ocasión de escuchar algunos consejos que Tomás de Kempis daba a los monjes de su tiempo. Me enteré de que si perseveraba  en la Orden, tendría que observar la Regla de San Agustín, y además supe que la Santa de Ávila, se llamaba Teresa Cepeda y Ahumada.

Concluida la cena: Tu autem Domine miserere nobis. Deo Gratias.

Del refectorio a la capilla para dar gracias. De camino se rezaba el Salmo 117: Laudate Dominum omnes gentes / laudate eum, omnes populi.
Quoniam  confirmata est super nos misericordia ejus,/ let fidelitas Domini manet in aeternum.

Después de media hora de recreo, que el maestro aprovechó para presentarme a los otros postulantes, y ponerme al corriente de cómo iban a transcurrir los días en esta nueva etapa de mi vida. Acto seguido fuimos a la capilla a rezar completas y a la cama.

A las 6 horas de la mañana, a manera de diana como en los cuarteles, sonó un timbre. A las 06:15 horas se tenía que estar en la capilla para el rezo de Laudes y Prima. Después media hora de oración mental o lectura espiritual. El banco que me asignaron, como todos , era como un pupitre, para poder guardar libros y devocionarios. Había el devocionario propio de la Orden, que contenía en latín el " Oficio parvo de Nuestra Señora la Virgen María" con las horas canónicas que los hermanos rezaban o cantaban diariamente, un Misal bilingüe  (latín - español), un libro de San Francisco de Sales y el "Nuevo Testamento". El primer día opté por leer a San Francisco de Sales, que con el tiempo supe que era "Doctor de la Iglesia".

Seguía la celebración de la Santa Misa, tras la cual se iba directamente al refectorio a desayunar.

Aquella mañana el lector empezó con unos versículos del libro IV de la Imitación de Cristo, que se refiere a la Eucaristía, para proseguir en la lectura de la biografía del Padre Maximiliano María Kolbe, un franciscano polaco, dedicado al periodismo católico, que fue arrestado por la Gestapo en 1941, y se ofreció para morir en lugar de un compatriota polaco, casado y padre de familia, que había sido condenado al búnker del hambre. Fue beatificado por el Papa Pablo VI en el año 1971, y canonizado por el Papa Juan Pablo II en el año 1982."



Foto:
Gabriel Alenyà i Serra, de la fotografía para el Carnet de Conducir, en el año 1963, atendido que en aquellas fechas el Carnet de Conducir militar que tenía, no era válido para la vida civil. En consecuencia tuvo que examinarse de nuevo en Barcelona ( Montjuic), aprobando teórica y práctica en la misma mañana.






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