domingo, 27 de febrero de 2022

" FUI CAYENDO EN EL POZO DE MIERDA " , NOEMI ATENCIA, DE 17 AÑOS, EXPLICA LA SOLEDAD Y LAS DIFICULTADES PARA CONSEGUIR UN DIAGNÓSTICO Y UNA TERAPIA QUE LE AYUDARA A MEJORAR.


 Noemia Atencia, posando ante el mural que ayudó a pintar  en el patio de la Unidad de Crisis de Adolescentes, en la institución "Benito Menni. CASM", de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, de Sant Boi de Llobregat.

Consultando hemerotecas, he encontrado este reportaje, que a continuación me limito a reproducir por considerarlo de interés.

" FUI CAYENDO EN EL POZO DE MIERDA

SANT BOI DE LLOBREGAT. Llena la explicación de los recurrentes  cuadros de ansiedad y la "vocecilla" interna con tanta gracia, imágenes, metáforas y humor ácido, que las psicólogas que la atienden confían que acabe siendo la " la Greta de la salud mental", en referencia a la joven activista sueca del ecologismo. A dos semanas de la  mayoría de edad , Noemi Atencia está de permiso en la unidad dedicada a adolescentes del complejo Benito Menni de Sant Boi, donde ha pasado el último trimestre a raíz de una grave crisis.

La de Atencia es la historia de las dificultades del sistema para diagnosticar  tratornos mentales y de la soledad de pacientes y familias. En primaria no entendían  que siempre  estuviera como ausente, con ataques de ansiedad constantes, que la hicieron ser etiquetada  como la rara de la escuela. "Me hicieron bullying  y mi autoestima bajó, me hacían sentir pequeñita. Te quedas sola y quieres desaparecer", recuerda. Su madre tampoco supo como ayudarla, por ignorancia y por aquel miedo de poner nombre a una enfermedad que todavía está demasiado escondida.

El cambio de centro en secundaria supuso un cierto alivio porque al menos en el nuevo encontró  comprensión  y apoyo comunitario, pero la ansiedad iba a más, como los llantos, lo que le impedía seguir  la actividad escolar. La gran sacudida  llegó el año de la pandemia  cuando  ya hacía segundo de bachillerato  y en pleno confinamiento  a su malestar  se le añadió la imposibilidad  de poder salir de casa para distraerse de tanta ansiedad y los conflictos con su madre eran una batalla diaria. Las clases online, afirma, eran un suplicio  porque le era imposible " estar atenta a una pantalla de ordenador" pero es que,  cuando las escuelas reabrieron y volvió la presencialidad, tampoco fue capaz de seguir las explicaciones de los profesores, en una sensación que define como hacérsele todo "una bola de acero" y "frustación" porque los compañeros seguían y ella no. "Fui cayendo en el pozo de mierda y mi madre conmigo".
 
Pozo abajo la esperaba una gran crisis de ansiedad -- "creía que me moría" --que la hizo sentir durante días como si su cuerpo estuviera  "en medio de un huracán" y pensó que no mejoraría. Era diciembre de 2020 y ahora sí, acabó en urgencias en el Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues. "Me enviaron a la psiquiatra, a quien le pedía ayuda y ella me daba unas pastillas que me dejaban fatal, todo el día sedada y sin poder hacer nada, ni siquiera mantener los ojos abiertos". Sin nadie cerca que la apoyara, dice que no entendía lo que le pasaba, y que había momentos que no distinguía la realidad de sentirse como " un robot" ni podía dejar de hacer caso de su "vocecilla" interior que le decía que " estaba loca". Además, en las búsquedas que hacía para buscar una respuesta  a lo que le pasaba, el doctor Google -- desaconsejado  científicamente  -- siempre concluía : "Cáncer o una muerte próxima". El fondo del pozo  lo ha bautizado como " la semana trágica", un descalabro emocional que la llevó a sobremedicarse conscientemente a diario. "Siempre acababa vomitando las pastillas hasta que un día pensé, pues hoy no lo haré". Y acabó en urgencias, ingresada tres semanas en Sant Joan de Déu: "Me quería morir porque sentía que la mierda me ahogaba", relata con gran desparpajo, incluso cuando se refiere a una recaída  pocas semanas después de su salida.

La vena artística 

Noemi Atencia mostrando el primer número del  franzine que ha impulsado para expresar los pensamientos y deseos de los adolescentes ingresados en la UCA  de Benito Menni de Sant Boi.



Aquí es cuando entra en la UCA, una unidad sin referentes en Catalunya que desde hace 27 años trata los casos más graves de trastornos mentales de adolescentes. Las psicólogas que la han tratado explican que la tímida y desganada Noemi de un trimestre atrás no tiene nada que ver  con la Noemi activa y con ganas de comerse el mundo que se sienta  en una sala del centro de Sant Boi. Los primeros dos meses estuvo en régimen cerrado, siguiendo una terapia  muy dura que le permitió levantar la cabeza y pasar a la USA, donde se le permitió salidas a casa  para comprobar si estaba preparada para volver a la rutina social. " Ahora veo el mundo y lo encuentro muy bonito y tengo ganas de hacer cosas", asegura la chica, ilusionada por volver a hacer segundo de bachillerato. " Haré el bachillerato artístico, no puedo hacer otra cosa".




Una de las ilustraciones firmadas por Noemia Atencia, que quiere estudiar bachillerato artístico.

En el centro, la chica ha sido el alma que ha animado a las terapeutas y a otros pacientes a dibujar un gran mural de colores sobre una pared del patio y sobre todo, a editar un franzine doméstico -- el primero de la UCA -- en que las adolescentes  han plasmado  sentimientos y esperanzas de su estancia mientras se recuperaban. Pero los nervios es ahora por lo que  vendrá a partir de julio, cuando con 18 años su expediente pasará a los servicios de atención de los adultos, compartiendo terapia y actividades con gente de 30 o 50 años.

Lamenta " No saber qué me encontraré y que será un cambio muy grande me da miedo", razona la chica, que reivindica que la transición de la adolescencia al mundo adulto sea más lenta, con unidades para jóvenes de hasta 25 años para evitar una situación traumática. "Estoy abierta a aceptar encargos artísticos", dice como muletilla publicitaria mientras sale para la puerta camino al patio, donde están sus compañeros."

PROCEDENCIA

Reportaje de Marta Rodríguez Carrera. Diari Ara. Edición 26 de junio de 2021.





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